"No es el contar heroico de los grandes
personales, de los que todo les salió bien. No es el contar de los que lo saben
todo y seguros deciden, enunciando en los relatos sus grandes aventuras y
magníficos proyectos... Es, por el contrario, el contar que surge desde el
quehacer cotidiano, aquel que tiene la intencionalidad de transmitir, de legar
algo que se considera valioso" (Alliaud:2012:7).
Hasta ahora la docencia
está relacionado con la vocación, la disciplina, la entrega, la neutralidad
política, la abnegación, la puntualidad, el decoro, una conducta y una moral
ejemplar y patriótica; cualidades que deberíamos cultivar hombre y mujeres. El trabajo
docente está vinculado en los procesos de transmisión, apropiación,
circulación y distribución del conocimiento
constituye el centro de la identidad profesional de los maestros y profesores.
La tarea docente se convierte en acción social en la medida en que forma parte
de los procesos fundamentales de transmisión de la cultura, Pablo Pineau (2007) define al docente como “trabajador de la
transmisión de la cultura”:
“Entender al docente como trabajador implica
el reconocimiento de una elección subjetiva y consciente, no por cumplimiento
de algún tipo de destino esencial, vocacional, personal, social, de género o
cualquier otro, sino como una acción concreta del sujeto en una opción
históricamente situada. Esto incluye el reconocimiento de la “profesionalidad”
de su tarea, entendida como la tenencia de ciertos saberes específicos para
llevarla a cabo”.
Su misma
definición supera el concepto de vocación como “llamado interno” para situarlo
en una acción profesional de alcance colectivo. Formar un docente es preparar
un profesional con teorías y procedimientos en el campo del pensamiento
filosófico, histórico, político, pedagógico, didáctico, psicosocial, mismos que
ayudarán a desarrollar todas las actividades y tareas educativas y al finalizar
sus estudios son llamados a trabajar a lugares cercanos o alejados donde
requieren sus servicios profesionales; dejando familia, amigos, casa,
comodidad, etc.
La docencia para muchas personas es una profesión no muy valorada
y minimizada; para los jóvenes una carrera poco atractiva; posiblemente por el
poco reconocimiento social y la baja remuneración salarial; pero la actividad docente es maravillosa;
permite una práctica social y política, para la transmisión cultural, el
crecimiento de distintos fines sociales y productivos; y, la
formación de subjetividades.
Los ciudadanos y ciudadanas le deben a la enseñanza y con
ellos a los docentes no solo el acopio de experiencias y saberes que ocurre en
la escuela; sino también al encuentro, la convivencia, entendimiento, la
solución de problemas diarios y la transmisión de la cultura.
…”En pocas palabras, las
escuelas no son lugares neutrales, y consiguientemente tampoco los profesores
pueden adoptar una postura neutral. En el sentido más amplio, los profesores
como intelectuales han de contemplarse en función de los intereses ideológicos
y políticos que estructuran la naturaleza del discurso, las relaciones sociales
de aula y los valores que ellos mismos legitiman en su enseñanza”. (Giroux,
1997, 173)
Al concluir, hago público mi reconocimiento a los
docentes jubilados y en ejercicio tanto del sector urbano y rural, hispano y
bilingüe; y, mi mensaje a persistir en su abnegada labor al servicio de los
niños, adolescentes y jóvenes de nuestra provincia, la región amazónica y la Patria.
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